Pues no os cuento mucho, que estás concentrada en una labor, que de repente te dicen: "mamá me tienes que hacer algo con esta tela que es preciosa, me encanta". Y... oye, que ni pensártelo, aparcas en el fondo de la bolsa de costura lo que tienes entre manos y te enfrascas en otra cosa que no tiene nada que ver. Es como si de repente pasaras a otra dimensión, otro proyecto en el que embarcarte de repente, una cosa nueva, se te olvida la hora, la comida, los niños, la casa, empiezas a esparcir telas, dibujos, ¿que pongo aquí y allí? Puf todo un subidón. Buena gana de hacer puenting ni deportes de riesgo, si con una bolsa para la playa, yo me conformo.
Simples detalles veraniegos |